Performance: Erase una Fiesta

Performers: Alexandra Mora y Daniela Wong

Manizales, Colombia

 

REFLEXIONES MORTUORIAS.

Diario sobre los pensamientos cotidianos de un espíritu suicida.

 

“Y pensar que no podemos escapar de las cargas que nos son dadas por destinación.”
 Pasar de espermatozoide a gusano

 

EL OPTIMISTA.

Había pasado ya tanto tiempo, tanto para ver desvanecerse en el mismo todo lo que un día amo, tanto para pensar y encontrar las respuestas sobre la vida. El hombre deshilachado caminaba por las roñosas calles de aquella extraña ciudad, silencioso, atónito, desorbitado, miraba hacia arriba contemplando la inmensidad de ese cielo azul que se calaba por entre las edificaciones, sucedió que mientras pasaba por las calles empedradas sembradas de ciegos y mongólicos, de miopes y mutilados que departían en los cafés y los bares tropezó con una vitrina llena de antigüedades, aquella tienda estaba repleta de curiosidades, cosas excéntricas que seguía con su mirada a través de la ventana, al llegar a los espejos diviso en uno de ellos un trapo deshilachado o mas bien su reflejo, asombrose el hombre y al fijar su atención sobre sus propios ojos, tan profundos como el pasado del universo, como la inmensidad, se sintió tan gastado, a la vez tan sereno, tan sabido, tan viejo como Dios. fue entonces alático de sus recuerdos encontrando olores, calles, rostros y emociones que le remitieron a tiempos diferentes, aquellos que con la brisa del día le llenaban de sensación, cuando a pesar de un difícil día habían esperanzas, cuando no entendía, cuando era como un niño ciego y bobo caminando por la vida, en aquel entonces emociones fluían por su vientre y su garganta como un mar de energía desbordante, imprevista, impulsiva, aprendió pronto el oficio de amar, sufrir y competir como toda la noble humanidad.

Algunas veces los malos días lo atormentaban y lo llenaban de desesperanza otros días en cambio amaba profundamente y una sonrisa brotaba de su alma llena de vivacidad (un día quiero dejar el mundo entero la misma noche me aburro y pienso que no hago parte de este).Cambiaba  pronto de parecer como todo buen hombre pero sucedió que un día empezó a sufrir la peste de la realidad, esta se calo por todo el, por sus paredes, por sus ventanas, por su atmosfera y finalmente cobro lo suyo. Una a una desaparecieron las fuentes de sus emociones a medida que abría los ojos, igual al  rigor mortis que invade el cuerpo del difunto. La soledad se convirtió en  un síntoma de su crónica enfermedad que ahora había alcanzado el estado de desesperanza, tomo entonces a la muerte por amante  y empezó a desearla con locura pero es verdad que a las amantes con clase les cansa la intensidad y como es natural, la menuda muerte de silueta difusa como la línea que separa el cielo del mar empezó a huir de el, evadía sus insinuaciones, evitaba estar en su camino y llego al punto de desear no haberle conocido jamás, de forma silenciosa la caprichosa muerte se prometió a si misma no volvérselo a cruzar,  huyo de manera cobarde y abandonándolo a su suerte lo arrojo a los brazos de la vida como una madre despiadada que  entrega a sus hijos a sus enemigos para que sean tasajeados y degollados.

Sufría el hombre la pena del paso del día, del tiempo, de la vida, cansabase de su cuerpo roto cargar, anhelaba reunirse con su amante en la inmensidad. Pasaba el tiempo y el hombre no entendía porque la muerte no le visitaba o le invitaba descansar junto a ella, había desaparecido. Con envidia veía a otros dar el paso primero ¿y el? llego a pensar que cada quien tiene una muerte personal ¿Cuál será el numero para un domicilio?  No hallaba respuestas, blasfemo contra la muerte, maldijo la vida la escupió en su cara de empedrada. De ahí no paso día alguno en que lanzara toda clase de insultos e inconformidades sobre todo, la lluvia, el cielo, las mujeres, días de padre, días de fiesta, calor, frio, si, no, perro, gato, etc.

Pasaban los días y el hombre se iba pareciendo mas a una porcelana desteñida, desesperaba el hombre ante la ausencia de pasión pues todo se le hacia conocido de tanto caminar, gemía el hombre de abandono, la muerte infame le había olvidado y como dicen que el tiempo todo lo cura su desesperanzase convirtió en  aceptación cargando por las calles del mundo el pesado lastre de vivir sin pasión, de respirar por fuerza más no por instinto, de caminar por imposición no por deseo.

Decidió el hombre buscar una cura para esta peste vital, tal vez era un mal de ojo que impedía que llegara la muerte a el, quizá si creía en Dios moriría, o que tal si era bueno  con el prójimo -a lo mejor hay algo grande destinado para mi o puedo estar destinado a hacer algo grande para que me recuerde la humanidad, ¡que me pasa, destino quítame esto ya!- pensaba el hombre y empezó asíuna desesperada búsqueda que incluía una larga peregrinación poriglesias, templos, visita a psiquiatras, taitas, físicos, sabios, guías espirituales, pruebas de alucinógenos, drogas, fármacos, matrimonios, viajes, excesos, ayunos y todo lo inimaginable; busco y busco tanto que se olvido de si mismo de las convicciones que un día tuvo y de la determinación que lo caracterizaba, se había vuelto sumiso y lo peor de todo creyente.

Cierto día se dirigía el hombre a una comunidad en medio del montaña que según le habían dicho era lo mas parecido al paraíso, sucedió que estando en carretera, decidió parar a revisar su recorrido y se dio cuenta de que había perdido su mapa, triste y confundido decidió pasar allí la noche pues frente a el la carretera se bifurcaba en dos caminos y como se sentía indeciso no sabia por donde ir, a la mañana siguiente luego de meditarlo largo rato emprendió el viaje por uno de los caminos, este se elevaba gradualmente hasta la cima de una colina. cuando el hombre llevaba medio día de camino llego a un pueblacho de casas moribundas y maltrechas en una de ellas  había un letrero que decía “ rica leche de cabra” pero quizá lo que mas le sorprendió a la hombre fue ver aquel lugar casi envuelto en telarañas de todas formas y tamaños, sin duda era una imagen enigmática decidió llamar a la puerta para preguntar si era el camino correcto, al instante apareció un hombre mas bien joven de piel morena y ojos desvencijados un poco como el cansancio, un poco como los suyos, cuando lo vio no pudo evitar sentir pena  por aquel hombre o tal vez por el mismo, sin embargo le hizo la pregunta respectiva y enfatizo el hecho de que tenia prisa por llegar, pero el lechero  se puso a platicar con el y le retuvo hasta que era tan oscuro que el hombre tuvo que pasar la noche en aquel lugar, - vaya otro día perdido- dijo entre dientes, a lo que el lechero le contesto – es extraño tener prisa por llegar a ninguna destinación y sin ningún objetivo no lo crees- esto era tan cierto que el hombre se desfiguro y se sintió derrotado.

Entonces el hombre soñó  que abría los ojos y lo primero que veía eran unas frondosas ramas que se mecían con el viento y le dejaban entre ver algo asombroso el cielo hallábase partido a la mitad de un lado la noche  resplandeciente de luna y estrellas, al otro el sol brillaba  con potencia, en una de las ramas colgaba una carta suspendida por un cordón de plata  el hombre se levanto  de entre las raíces del árbol y bajo la carta, al abrirla encontró que era su correspondencia perdida:

“Querido mío,  no esperes ni te hagas esperar, no busques las respuestas donde no las hay…

Has pasado tanto tiempo sin escucharte, tienes la razón, hay quienes nacen para ser muertos por manos  del destino y otros como tú por su propia mano. No temas mi amado, que el destino además es el jefe de la agencia de correos y no envió esta correspondencia a tiempo, perdón por preocuparte y hacerte esperar después arreglare el problema de los correos cambiare de agencia.