​Relato 1

14.06.2012 17:06

 

​Relato 1

Nos reunimos sobre el césped las tres. Conversamos sobre el  proyecto y sus preguntas.

Pensamos sobre el formato de teatro virtual y los desafíos que conlleva, el ciberespacio afectando la materia del arte. Si asumimos las potencialidades del arte virtual desde una mirada cercana a la vida se abren los continuidades, no solo entre el arte y la vida, entre lo virtual y lo presencial, la realidad y la representación, sino también entre la vida y la muerte. El tema y el formato, el suicidio y el teatro virtual, no deben ser preguntas separadas.

Pensamos cómo sacar a la experiencia del suicidio de un lugar romántico. Abrir el juego a los distintos sentidos y materias que se pueden tejer con la acción de darle fin a la propia vida. Existe un sentido hegemónico del suicido, asociado primero al cuerpo-objeto que un individuo racional moderno tendría y sobre el cuál podría elegir y disponer. No es un cuerpo integrado al cosmos, ni un cuerpo colectivo. A la vez se entiende que este individuo debería ser capaz de discernir y elegir la vida, de combatir y superar el sufrimiento que posee. Es condenable que no lo haga.

Muchas veces a esta experiencia se le suman otras que no se corresponden con esta percepción. A veces el suicidio puede ser una manifestación de un juego, de un amor, de casi una alegría. Como cuando las personas deciden “interrumpir” la vida en un “acto terrorista” que defienda sus dioses, o como cuando un grupo de adolescentes se toman de la mano y se arrojan juntas a las vías del tren, o como cuando un niño juega con una pistola, se apunta y dispara. O en nuestros cotidianos descuidos para cruzar la calle. ¿Dónde comienza y termina el accidente? ¿Dónde el sujeto individuo que elige?

La vida no debiera pensarse como obligación.  Ni el suicidio necesariamente como un acto que socava la vida. Para ampliar nuestra comprensión necesitamos una percepción del cuerpo abierto al mundo.

Vicente Luy es un escritor de nuestra ciudad que hace poco se “quitó” la vida. El confesaba sus sufrimientos de manera pública y desgarradora. Sus poemas son tiernos y terribles. “si va a morir gente. Votemos quienes” y se votó. Se mató como el primer acto de democracia siempre fallida, no esperó el resto de las urnas. Murakami, llena las muertes de arena y las profana. Nos envuelve a todos. Radica en cada cosa. No es tan importante ni tan separada la señora muerte. Tiene lindos relatos. Jazmín de Grazzia dejó escrito su espejo antes de internarse en la bañera con su belleza, rivotril y cocaína.

Nos preguntamos por la dramaturgia de actor, necesitamos, sin hacer autobiografía, atender nuestras resonancias ante experiencias “suicidas” cercanas y no tanto. “Quiero escribir un poema que exprese mi pena y no hable de mí. Un poema épico que te pare la pija” (Vicente Luy)